El mundo de afuera se ha parado e inevitablemente el mundo interno despierta. Galopan todas mis partes, pidiendo escenario, obligándome a hacerles caso, aunque yo quiera escribir, crear rutinas, tomar vitamina C y ser productiva. Mi cuerpo me pide cantar y le da igual, si lo hago bien o mal. El planeta respira, se limpia, llueve, truena y la primavera ha llegado sin que me de cuenta, pero está aquí. Brotando entre tanta incertidumbre. A mi, como a todos, me toca estar conmigo… y quererme.
¿Me da vergüenza? Quererme.
¿Siento rechazo? ¿No se que hacer? Quererme.
¿Cómo se quiere uno mismx? ¿Cómo puedo hacer lo que hago con los demás, conmigo?
¿Cómo puedo acercarme a algo que no entiendo, que escuece?
Yo soñaba con ser princesa y campesina, oso, cantante y escritora, líder, mujer, pirata, guerrera, loba. Soñaba con ser humilde, pequeña, escondida en las profundidades de un bosque cálido, oscuro, negro que desembocará en el mar, con una playa de cantos rodados en medio.
Soñaba con el vacío del mundo llenándose de lluvia y de agua salada, siendo cuenco dónde caén todas las lágrimas. Soñaba con la tierra rojiza que jamás he pisado, con la piel oscura que se mueve y canta. Soñaba con cantar y hoy canto para muy pocos oídos… por que me da vergüenza.
Todo se guarda en esa parte pequeñita y diminuta, profundamente vulnerable de mi. Allí resido yo. Que difícil es amarse completa, que difícil es amar tus propias vergüenzas. No se me ocurre nada más difícil.
Amar las aguas manchadas que hay encharcadas en mi, amar las ramas torcidas y suaves por el viento. Amar lo erosionado en mi.
Amar el grito que resuena eterno “Quédate, Si me has abrazado no te vayas” . Qué difícil es quedarme conmigo misma cuando veo un gusanito que necesita más y más y más.
Tengo dolor, tengo necesidad, tengo hambre, tengo alegría, tengo fuerza. Tengo calor, tengo amor, tengo agua, tengo espejos. Tengo esperanza y desesperación.
Aquí siguen todas las imágenes que habitan en mi, las hago mías cuando nacen cada vez, cargadas de dorado. Imágenes que se hacen sueños, despierta o dormida.
No puedo ponerles muchas palabras. Solo puedo decir, que aquí estoy con todas mis frases por si quieren salir al mundo a través de ellas. Quizá así, poder amar en lo profundo del papel a esa parte vulnerable de mi, dónde la vergüenza baje el volumen de su ruido sordo y constante, que borra la música del alma.
Amarme en todos mis paisajes, con todas mis músicas y mis palabras. Amarme va cargado de vergüenza. Que miedo tiene el padre temido. El padre distante, lejano, defensivo. El padre que mordió al amor queriendo quedárselo. La madre que lo ve sangrar, que ve sangrar y desfallecer al amor y calla sin saber cómo remediarlo. Que miedo tan grande tienen ambos y ambos reinan en las tierras del fondo de mi mundo. Ese miedo no era mio, aunque me empape, aunque encharque, aunque defina, aunque nutra las raíces de mis campos. Ese miedo no era mio, aunque me lo haya creido. Creermelo a pies juntillas, de memoria, de corazón.
Quizá después de tanto tiempo encerrada por fuera y libre por dentro, salga de todo esto, azul de duelo, azul por falta de sol, azul de tristeza y de noche, azul de las lunas que han crecido y salido de mi. Quizá salga despacio, reaprendiendo a caminar distancias largas, ajustándome al ritmo frenético del día. Quizá aprenda algo nuevo sobre este confinamiento, quizá… y solo quizá aprenda a amarme del todo.
Tengo esperanza.
L.G-A.V.
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