CRECER: Duelo y Oportunidad.

Crecer.

Los huesos se alargan, se estiran y crujen rompiendo las medidas que antes nos ceñían a una talla.

Esta talla que marca nuestra altura, nuestra cintura, nuestros zapatos, nuestro peso.

Altura: ¿Cuánto miden nuestros sueños?

Cintura: ¿Con qué soltura esquivamos los golpes?

Zapatos: ¿Qué sucede cuando no encontramos los nuestros y los de nuestro hermano nos quedan pequeños?

Peso: ¿Cuántos kilos de carga arrastramos y cuántos kilos de presencia plantamos en el suelo?

Crecer.

Duele, dejas atrás tu tamaño de antaño. Dejas atrás el pijama de Mickey mouse. Dejas atrás todo lo que ya te queda pequeño, aunque todavía no puedas ponerte eso que te está grande.

Crecer.

Ya no cabes debajo de la mesa del comedor y si te pones una sabana por encima, eres un fantasma con botas a la vista.

Crecer.

IMPACTA. GOLPEA CON FUERZA. Sacude tu realidad, quita, pone. CAMBIA.

Sobrevuelas todo esto como testigo de tu propia evolución, de la historia que se va escribiendo en cada pliegue en tu rostro.

Crecer arruga.

Crecer te hace fuerte y vulnerable, grande y pequeño. Te tambaleas, caminas, paseas, gateas, avanzas, te paras, te caes, gritas, te arañas, la piel se rasga. Sangras, cicatrizas. Vas con más cuidado.

Crecer te hace atractivo con camisa y corbata. Con cinturón y gafas de sol. Con taconazos y las uñas de color carmín.

Crecer te da alas. Vuelas alto, lejos, descubres, abres y cierras capítulos, puertas, sueños y piernas. Crecer te enseña.

Crecer es una oportunidad para volver a empezar con un gran bagaje de sabiduría.

Tu sabiduría. Ajustada, a tu medida, variable, flexible, holgada, con bolsillos en los laterales y reversible. Siempre está de moda. Cuanto más creces, más larga se hace esta.

Crecer. Hace que los “mayores” no sean tan altos. Dejan de ser inalcanzables. Crecer hace que las decisiones sean tuyas. Crecer hace que los vínculos con los demás se reajusten, se acerquen, se alejen, se hagan fuertes o se rompan.

Crecer es el árbol cuyas raíces siempre están y las ramas se alzan hacia el cielo y el tronco te sostiene sobre el suelo.

Crecer es expandirte y reducirte en un ciclo que dura toda la vida, hasta tu muerte.

Crecer duele, es inevitable y es un renacimiento constante. Crecer es esa oportunidad.

Tómala.

L.G-A.V.

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2 respuestas

    1. Según la perspectiva de cada uno. Yo percibo la vejez cómo el final del crecimiento, no creo que sea un decrecer. Es un cambio más hacia delante, con todas las pérdidas que cualquier cambio de etapa vital, conlleva.
      ¡Gracias por comentar!

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